viernes, 12 de junio de 2009

Otro pensamiento desvelado

No puedo comprender donde quedaron los sueños, las ilusiones, las esperanzas, la vida.

¿Será que nos consumió el mundo? ¿Será que nos acostumbramos a la obligación, al martirio?

Todo metido en una cuadrícula, por temor a la improvisación. Todo planificado por temor a la espontaneidad que, sin embargo, no suele fallar.

Y así vamos creyendo que la vida es plata, creyendo que si disfrutamos demasiado hoy, descuidaremos el mañana, y por eso el “cuidado”. El Cuidado a todo, al fracaso material, a morir pobres, tenemos miedo de quedarnos media hora más de lo planeado, a tomar una cerveza a compartir una charla, a gastar cinco o seis mangos más de los cálculos.

Digo: no será hora de comenzar a disfrutar un poco, sin ponerse a pensar en que al bolsillo le faltan veinte gramos?

Será hora de preguntarnos ¿Qué poco vivimos? Con todo lo que la palabra “Vida” implica.

Alegrías, penas, soledades, compañías.

Se supone que todo acto desarrollado en la vida sea destinado a vivir justamente. No que la vida sea destinada a sacrificarse solamente. Después de todo, uno se sacrifica para lograr un poco de felicidad. Pasa que, a pesar de saber esto, nos dejamos apabullar por todo y el personaje del Sacrificio nos come vivos.

Ilusionémonos, emocionémonos, mantengamos firmes las esperanzas, acordémonos de nosotros, no nos perdamos en el tiempo, porque después, cuando sea ya muy tarde, nos vamos a extrañar y eso... eso si que es triste.

Entonces no perdamos el tiempo, movamos los estorbos, crucemos los puentes, nademos las aguas, naveguemos los ríos, mas nunca detengamos la marcha, porque los vientos y las corrientes son fuertes, y te pueden llevar a donde quieran; porque el frío es mucho, al igual que el calor; hambre y sed vamos a padecer, pero lo que más importa es fortalecer el alma paso a paso, golpe a golpe, caricia a caricia....


Bruno Suarez