miércoles, 26 de agosto de 2009

Reflexiones...

Me senté un día y pensé:
¿Quien definirá los parámetros de la locura? o, más precisamente, ¿Qué es lo que define a un loco?
Se esgrime como ejemplo, muchas veces, la imitación, por ejemplo el tipo disfrazado o creído que es Napoleón o Jesús. Ahora pienso: en la cotidianeidad de la vida ¿no sobran ejemplos de personas que se creen Dios?¿Qué se creen conocedoras de todas las respuestas al interrogatorio infinito de la vida? Pero esos, para el común, no son locos ¡no!…esos son tipos con “carácter” o, en el peor de los casos, soberbios.
Otro ejemplo a la hora de definir la locura es la incoherencia en los actos de los “locos”. Ahora pienso lo incoherente que somos, la mayoría de las veces, a la hora de pensar, decidir y, por último, actuar. ¿O acaso no vivimos en una eterna contradicción mental? ¿O acaso cada camino que nos presenta la vida no es una encrucijada, de la que queremos salir no sólo triunfante, sino también lo más ileso posible? Eso hace, muchas veces, que seamos incoherentes.
En conclusión, la naturaleza humana (no en el sentido existencialista) es bastante diversa, valga la paradoja, con lo cuál se pueden esperar distintas “personalidades”.
El pretexto de la locura les ha servido a muchos para encerrar genios, que decían o expresaban cosas que a algunos inspiraban valor y a otros temor.
La locura, como tal, "no existe!", me dije. Sólo existen los puntos de vista.
Con todo esto - sin embargo – sigo esperando que me desaten el chaleco de fuerza del alma.



B.S.

No hay comentarios:

Publicar un comentario